Las lollipop

Lo tiene merecido. Hoy lo estaba buscando... a conciencia... ser la protagonista de mi nuevo capítulo del blog. Pues bien, aquí va la descripción de una lollipop.
Cuando pensamos en "lollipop", sin duda, nos viene a la cabeza la imagen de un chupachups. Y de ahí el parecido. Nada más cercano a la triste realida. Enana cabezona con cuerpo de palo de chupachups.

A una de estas piruletas si tuviera cerebro, que no lo tiene (por cierto, ésta es otra de las características en común con una lollipop) le encantaría que la chupasen, y rechupasen. Una lollipop busca que la admiren, que la piropeen, que la agasajen... Esto la obliga a desfilar entre las mesas del trabajo, entre clip y clip, contoneando su cuerpecillo de "Sitobium avenae", osea, cuerpecillo de "pulgón de espiga". Y es pulgón, que no espiga, porque una lollipop no pasa de ahí. Se trata de un ser tan ínfimo que no podría ni optar a la categoría de grano de cereal. Pero sí a la categoría de plaga.

Y es que las lollipop pueden llegar a convertirse en una auténtica enfermedad. Una plaga que infecta el lugar de trabajo con sus bobadas, estupideces, salidas de tono, infantiladas, etc.

Su corta instrucción supera con creces (y por abajo) a la de los clips. Es tan inculta que en muchos momentos uno llega a dudar si realmente esa cabeza de pulgón podría albergar una triste neurona.

En cuanto a su aspecto, por cierto, debemos añadir algo, además de su cuerpo de palito de chupachups. Una lollipop cree que crecer en el escalafón se consigue creciendo en estatura. Y dado que, llegados a una edad, resulta imposible aumentar nuestro tamaño, ésta trata de hacerlo estirando la naricilla hacia el cielo. Quizás, al mantener esta postura durante tanto tiempo, se le haya colado por las fosas nasales algún que otro pulgoncillo amigo, lo que le provoca el que su gesto de asco supere al de nuestro añorado Mister Bean.

Y aún sintiéndolo, las labores del trabajo por fin requieren de mi profesionalidad de clip. Así que debo finalizar esta descripción. Aunque emplazo a los lectores a permanecer conectados a este blog... porque una lollipop siempre se merecerá un segundo capítulo.

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